“YOSI” Y EL EMPLEO DE MUÑECOS ASISTENTES EN TERAPIA”
Si hay un colaborador que está con nosotras desde el principio, que siempre tiene una sonrisa y sabe escuchar sin juzgar ése es nuestro osito “Yosi”.
Desde que comenzamos en BaDaBé sabíamos que era necesario contar con un muñeco asistente. Nos topamos con este osito mediano y suave y nos gustó su tacto, su expresión, su tamaño y su mirada. Pensábamos que sería un compañero ideal para el trabajo terapéutico con niños y según avanza el tiempo nos damos más cuenta de que ha sido un coterapeuta no sólo para ellos, sino también para personas adultas cuando necesitaron abrazar, golpear, reírse de sí mismos o conectar con su ternura; para parejas que perdieron su mirada amorosa y compasiva, incluso para nosotras llegar a BaDaBé y encontrarnos con su presencia silenciosa y blandita.
Preguntamos a los niños con los que trabajábamos qué nombre querían poner al osito, y hubo propuestas muy variadas. De todas ellas, sin embargo, elegimos una… Javi (8 años) vino a terapia porque tenía problemas en el colegio. No quería ir a clase, volvía a casa muy callado, desmotivado; se fue aislando poco a poco y su rendimiento académico empeoraba por momentos. Cuando llegó le costó bastante abrirse y contarnos su historia. Sin embargo, lo primero que hacía era saludar al osito, lo ponía sobre sus rodillas, le hacía dibujos, le cantaba canciones… Y fue precisamente Javier quien nos regaló un nombre para el osito: “YO SI”, para él las cosas empezaron a cambiar cuando empezó a darse cuenta de que SÍ valía, de que su voz SÍ importaba, de que sus necesidades SÍ contaban. Y así nos lo dijo, quería que otros niños pudieran recordarse a sí mismos que “YO SÍ” valgo, puedo, merezco, necesito… Y ¡qué gran regalo nos hizo a todos! Así que Yosi representa ese recordatorio, el de poder empezar a amarse a sí mismos, también cuando hacemos “mal” las cosas, o cuando sentimos que nadie nos quiere…
El uso de muñecos asistentes es una herramienta importantísima para la terapia, fundamentalmente con niños. Se convierte en un foco/lugar de proyecciones, además de facilitar la comunicación simbólica y los juegos de role-playing o sillas vacías (propios en la terapia Gestalt). Tal como explica Loretta Cornejo, el muñeco está “al servicio” de los pacientes: Si necesitan pellizcarle, golpearle o pegarle podrán hacerlo, al igual que pueden inventar historias (proyectadas) sobre él o apoyarse en su ternura y suavidad para aprender a cuidar y cuidarse (ver “Manual de terapia infantil Gestáltica” Colección Serendipity).
Olga Prieto Blanco
Directora Centro BaDaBé