cropped-logoconweb.jpg
cropped-logoconweb.jpg

LOS 5 IMPEDIMENTOS: LA CÓLERA

En nuestro grupo semanal de meditación estamos enfocando los 5 impedimientos: Estados mentales que dificultan el desarrollo de la conciencia (tomados de las enseñanzas de Ayya Khema autora del libro»Siendo nadie yendo a ninguna parte«).
Uno de ellos es la MALEVOLENCIA o la cólera: Dijo Buda que responder con ira a la ira es como coger carbón ardiendo con las manos desnudas para lanzarlo al enemigo (¿quién se quema primero?).
La ira se inicia como un fuego en el corazón, y una vez encendida es muy difícil de parar… pero ¿debemos controlarla? El Dalai Lama dice:

«Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira.

Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento, de tu ira.

No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación.»


Cuida de tu ira (no la controles ni la alimentes)
Ayer en nuestro grupo de meditación hablamos de cómo poner atención al momento en que se inicia la ira (sentirla en el cuerpo, notarla), ese momento de conciencia será por sí mismo un «freno de atención» para tu cólera. También el cómo esta emoción tiene un aspecto adaptativo (nos conecta con la posibilidad e defendernos, protegernos o la fuerza necesaria para poner límites o retirarnos). Y también, cómo la ira es un guardían de otras emociones (¿qué sientes debajo de la ira? ¿dolor? ¿tristeza?).
Como guardiana, también nos da información sobre uno mismo/a (observa por ejemplo tus patrones de ira: Las cosas que te molestan de forma especialmente intensa o desproporcionada pueden estar conectadas con heridas o carencias antiguas o con partes de ti mismo/a que rechazas).
Ojalá podamos aceptar e integrar esta emoción que cumple su función y nos cuenta de nosotros/as mismos/as; os compartimos esta historia de Jorge Bucay

La Tristeza y la Furia


En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas…
Había una vez… un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…

Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber porqué- se baño rápidamente y mas rápidamente aun, salió del agua…
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza…
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.

Del libro de Jorge Bucay: “Cuentos Para pensar

¿Te Ayudamos?

Contacta con Nosotros

Rellena el siguiente formulario o contacta con nosotros y te atenderemos a la mayor brevedad posible