Un amigo me cuenta que durante la cuarentena, todas las mañanas dedica más de dos horas a cuidar de sus plantas en la terraza. Nunca lo había hecho, siempre estaba trabajando y se siente raro. De hecho se dice a sí mismo que está perdiendo el tiempo y muchas veces mientras cuida de sus plantas, una sensación de angustia se despierta en su estómago (que habla así, deberías estar trabajando, o actualizando tu proyecto profesional….)
Un paciente que es médico me cuenta que cuando llega a casa de trabajar lo único que necesita es llorar hasta poder quedarse dormido.Para poder hacerlo necesita estar solo y ver alguna película triste (es la forma en que él puede conectar con lo que siente). Su pareja le reclama que esté con ella y se enfada porque siente que la excluye. Él se siente culpable y se dice a sí mismo, «debería estar contento cuando llego a casa, tener ganas de estar con mi pareja y compartir», cuando piensa esto siente una presión en el pecho y un vacío en el estómago…
Una cosa es lo que necesitamos, lo que podemos, lo que queremos…. y luego está esa voz interna, esa parte que nos EXIGE que habla de lo que deberíamos sentir, hacer, pensar… y provoca sensaciones en el cuerpo de angustia, ansiedad, culpa….
¿Puedes pararte un momento a observar cómo aparece la EXIGENCIA en tí? ¿Cómo se manifiesta y en qué situaciones?
En estos tiempos en que estamos confinados, aunque muchos dispongamos de «más tiempo» es importante que recordemos que NO ESTAMOS DE VACACIONES sino en un MODO SUPERVIVENCIA.
Esto tiene un efecto en nuestro cuerpo y sistema interno: Observa la imagen del cerebro, como verás hay tres zonas:
–El cerebro reptiliano: Se activa en situaciones de amenaza, activando nuestras defensas. Provoca que estemos en alerta, hipervigilantes (por ejemplo con la limpieza, el control para no enfermarnos, la atención a las noticias…)
–El cerebro emocional: Nos recarga de energía a través del afecto (los abrazos, el contacto emocional, el reconocimiento, el disfrute….); en este momento no sólo no está pudiendo ser nutrido como habitualmente sino que además está desgastado (triste por las pérdidas, percibiendo estrés o situaciones que asustan, soledad…)
–El cerebro racional: No tiene apoyo del cerebro emocional ni del reptiliano y al contrario, además le estamos EXIGIENDO que haga, que rinda, que piense, que razone, que cree, que aprenda, que produzca….
¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A NUESTRO CEREBRO A EQUILIBRARSE, A FUNCIONAR DE LA MEJOR MANERA POSIBLE DURANTE ESTE TIEMPO DE CUARENTENA, DE SUPERVIVENCIA?
¿CÓMO PASAR DE LA EXIGENCIA AL AUTOCUIDADO, AL PERMISO, AL AMOR?
Te propongo que hagas una lista primero de exigencias, puedes comenzarla escribiendo la frase «yo tengo que…» o «yo debería…». Date un tiempo para detectarlas en ti (puedes escribir 3-5 o las que te surjan). Después, al lado, pon una columna en la que puedas escribir frases que empiecen por «quiero/no quiero…», «necesito/no necesito…», «puedo/no puedo….».De manera que puedas «traducir» cada exigencia en su correspondiente necesidad real y actual (en este momento por ejemplo debería hacer deporte todos los días, hoy no quiero hacer deporte…). Observa cómo vas sintonizándote con tu necesidad, pudiendo elegir y transformar la voz exigente en otra más conectada con tu necesidad, con tu capacidad real.
Y ahora si puedes darte permiso, verás que la voz de la exigencia ya no te aprieta el estómago, no te duele el pecho… estás pudiendo dar más espacio a tu necesidad… a poder dedicarte a lo que te surge, poder estar dos horas con las plantas a diario, necesitar dedicarte un tiempo para llorar y hacerlo como necesites… y desde ahí seguro te sientes más disponible, más recargado para asumir ciertas tareas que sí es necesario que realices ahora, pero que si no te escuchas y te fuerzas, no podrás llegar, no podrás sentir….
Así que, para, escucha y especialmente en estos tiempos….
¡HAZ LO QUE TE VENGA BIEN!
(Puedes ver el vídeo ampliado con este tema de AYUDA EMOCIONAL en Canal Málaga directo, todos los días a las 19.00)